Como la mayoría de los ingredientes que integran nuestros productos nutricionales, la chía es procedente de nuestro continente, nativa del centro de México, Guatemala y Nicaragua.
Los atributos medicinales y nutritivos de la chía ya eran bien conocidos por los pueblos azteca, antes de la llegada de los españoles al continente americano. De hecho, estas semillas eran consideradas como un tesoro y se ofrendaban a la Diosa del maíz y de la fertilidad, Chicomecoatl. Los guerreros aztecas recibían bolsas de semillas de chía por sus proezas en batalla, de modo que, si quieres ser una o un verdadero luchador del siglo XXI, no dudes en consumir estas semillas en abundancia.
Con la llegada de los europeos y la rápida y traumática transformación social que sufrió la sociedad precolombina, el uso de la chía quedó en el olvido. Recientemente y en especial durante estos últimos 10 años, la chía ha vuelto a ser reconocida por su gran aporte nutricional, por este motivo no hemos dudado en incorporarla a nuestras recetas.
Se considera un gran protector cardiovascular por sus aportes en Omega 3, ayudan a disminuir los niveles de colesterol y de triglicéridos en sangre, controlan la tensión arterial, ayudan a combatir el estreñimiento, ayudan a prevenir la retención de líquidos, tienen grandes virtudes antioxidantes por su aporte en vitamina A, C y grupo B y aportan fósforo, calcio, magnesio, potasio y cinc.
…y estos son solo algunos de sus aportes nutricionales… ¡Son una BOMBA DE SALUD!